17 de febrero de 2012




Hernando Arboleda G. para Gente del Polo
Integrante Coordinacion Municipal PDA
Ocaña, febrero de 2012


El fenómeno del mototaxismo extendido por casi todo el país, viene creando contradicciones entre los transportadores llamados “formales e informales”, como también en la comunidad y a la vez se convierte en un dolor de cabeza para los alcaldes que no saben como lidiar con el problema.

En Ocaña ya generó polemica la orden del día sin moto, fórmula creada por Antanas Mockus cuando fue alcalde de Bogotápara impedir el tránsito de carros particulares.

Bastante complicado resulta el problemita en un país que cada día se hunde más en el desempleo, con un creciente número de desplazados del campo a la ciudad, con problemas de movilidad, la ya mencionada competencia por el servicio del transporte urbano,  unos amparados por la normas y otros como parias “ilegales” sin derecho al trabajo. A esto se suma la contaminación por la proliferación de motos, que alguien opinaba, era la “venganza japonesa” en represalia por el genocidio que cometieron los gringos en la segunda guerra mundial y en verdad no hay estadísticas de cuantos muertos ocurren en el mundo por culpa de este vehículo, pero se considera que son muchos.

Viene aquí la pregunta del millón. ¿Qué hacer? ¿Sera que por resolver el problema de los trabajadores “formales e informales” se van a castigar a los que tienen su moto para trabajar en otros menesteres o para su servicio particular?

¿Será que el problema de Ocaña es distinto al de otras ciudades y en general del país?,  ¿Habrá que seguir esperando que ocurra un milagro para salvarnos de tantos problemas? ¿No será que el problema es estructural, ocasionado por un modelo económico que nos lleva por un despeñadero, llamado Neoliberalismo y que el presidente Santos continúa profundizando?

Por lo pronto, veremos si los problemas se pueden arreglar a punta de prohibiciones, o por el contrario, resulta peor el remedio que la enfermedad.

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