20 de enero de 2012


Mario Alejandro Lemus
Integrante Coordinadora Municipal del Polo Ocaña
Ocaña, 20 de enero de 2012


Alharacas  dan los medios de comunicación al servicio de los que pretenden imponer una democracia a la medida de sus intereses, cada vez que alguno de  los miembros del POLO le da por decir que no se siente a gusto en el partido, que no lo representa o que quiere arroparse con ruana aparte. Ese es el caso triste de algunos compañeros dirigentes de nuestra izquierda que han manifestado ese tipo de posiciones contrarias a la dinámica de los procesos partidarios que avanzan hacia las unificaciones y la organización plena de sus militantes en torno a un objetivo común y con múltiples expresiones metodologías e imaginativas. Debemos analizar con detenimiento quienes son los que han conseguido rayar la imagen de la nueva izquierda colombiana en el año 2006, nacida como una expresión de voluntad política y acuerdos entorno a la unidad de los espacios revolucionarios que nos caracterizaron por décadas, estos quienes  con su individualismo y oportunismo político desdeñan  una victoria de los procesos sociales y la participación de sectores excluidos de la política nacional, y que a su vez vanaglorian  la democracia cuando está les es efectiva dentro de alguna coyuntura en especial. Hace algunos meses, comentaba dentro de un artículo que publique en comunidadesemana.com, el hecho palpable del inductor de ese menosprecio por el POLO,  y señalaba al que se configuró luego de varias mutaciones, el sector del PDI, en el que podíamos notar a unos dirigentes con escasa motivación organizacional, con escaso desenvolvimiento grupal, sin  esquemas definidos por el acuerdo, el consenso,  por la participación de militancia, etc. etc. en cambio, nótese en ellos un riguroso maniobrar individualista, personalista, egoísta y divisionista.
Siempre se estuvo al tanto, dentro de la configuración de la nueva Izquierda colombiana, la identificación de estos pequeños comportamientos, sin prever que serian la base con la cual, algunos como Lucho, Petro, María Emma, Navarro Wolf, Guevara y otros argumentarían su salida como una consecuencia de su flojo liderazgo dentro de la colectividad Amarilla.  Ni hablar de los infantiles discordantes, Camilo Romero y Mauricio Ospina, que en realidad obtuvieron sus votos por ser del POLO en un momento especial y que ahora se quieren llevar una curul que no les pertenece, estos personajes dan mucha tristeza.
El líder no es quien recoge miles de votos, eso hay que dejarlo claro, no siempre los elegidos son los mejores, sin embargo,  son importantes en el desarrollo de la actividad política, pero no siempre se interesan en  la organización, en la movilización y la estructura del partido. Ese es el caso de los  senadores “listos” para salir corriendo del POLO, les quedo grande representar a la izquierda colombiana, mejor dicho al pueblo colombiano, ese que lucha por mejorar sus condiciones de vida, ese que inconscientemente desea un país sin corrupción, ese que día a día siente el peso de la desigualdad, ese al que defraudan, no porque se van, son libres como palomas bíblicas, si no porque pretenden generar rechazo al partido que les dio alas.
Eso se puede tomar como una traición revolucionaria, pero qué más da, estos transeúntes  nunca se sintieron de esa forma (revolucionarios), y hoy se molestan cambiándose de bando para limpiarse las lágrimas.
Que dentro del POLO se infiltró la Corrupción, claro que si, Samuel Moreno que también perteneció al PDI decepcionó a la militancia de todo el País, nuestra esperanza fue arrebatada por el oportunismo mercantil de los Moreno y el oportunismo político de Petro, que lo supo usar de manera quirúrgica, dándole un gran  triunfo sobre las demás fuerzas en debate, que reconozco y espero tenga una buena gestión al frente del distrito.
Por esto, porque desde un principio los sectores mas organizados sabían de las conductas personalistas, que se sometieron buscando la Unidad de la Izquierda, fueron sometidos una vez más por los designios arbitrarios de quienes no supieron llevar una dinámica colectiva, un liderazgo organizativo desde la conformación de sus propias bases de lucha, pero que sí lo hicieron desde una perspectiva netamente electoral con fines políticamente particulares, por ahí no se le debe tener miedo a los acontecimientos que sin o con saberlo venían a presentarse en algún momento de nuestra “republicana” lucha revolucionaria. 
No se equivoquen, el Partido de la Izquierda, el Partido de la Motivación revolucionaria, el partido que acompaña las luchas populares es el POLO DEMOCRÁTICO, a las puertas de su congreso ideológico para definir  posturas y acciones de acuerdo a las nuevas circunstancias que nos pone la política nacional y las condiciones actuales de la sucesiva historia.
La dialéctica nos hace pensar que todo tiene un cambio, y ese cambio lo debemos argumentar desde el conocimiento de la lucha social como mecanismo para engendrar los cambios profundos que requiere nuestra sociedad más allá de la estructura partidaria, por eso  hoy dentro de las nuevas tendencias no debemos desconocer  las nuevas manifestaciones político-ciudadanas, allí debatiremos lo suficiente para conformar una reestructuración necesaria, pero igualmente, en ningún momento debemos tenerle miedo a los cambios que se avecinan, ni mucho menos a las renuncias de algunos compañeros, esto es solo una parte de la gran historia que venimos escribiendo.

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